jueves, 20 de febrero de 2014

Sigmund Freud y el pequeño Adolf Hitler

En 1942 el servicio de Inteligencia británico analizó un discurso que Hitler había pronunciado ese mismo año, donde se revelaban claros síntomas de histeria, epilepsia e incluso paranoia.
 
Pero mucho antes de llegar al poder, cuando Adolf Hitler era tan solo un niño, ya mostraba síntomas de desequilibrio mental. Ante esta situación, el doctor de cabecera de su familia, Eduard Bloch, consultó al insigne médico vienés Sigmund Freud.

De acuerdo a estudios llevados a cabo por los autores Laurence Marks y John Forrester, dedicados a estudiar la vida y las obras de Freud, en el año 1895 el creador del psicoanálisis sugirió que el pequeño Adolf fuera internado en una institución de salud mental para niños. Lamentablemente, tal recomendación no fue llevada a la práctica.

A los seis años de edad, Adolf Hitler sufría de pesadillas muy intensas donde se veía a si mismo cayendo en profundos abismos o sufría persecuciones donde era capturado y azotado hasta desear la muerte. Estos episodios y otros convencieron al doctor Bloch de que el niño necesitaba la ayuda de un especialista, motivo por el cual recurrió a Sigmund Freud, quien como padre del psicoanálisis tenía una exitosa consulta donde acudía tanto la clase alta como la clase media de la época.
 
El doctor Bloch consultó a Freud el caso de Adolf Hitler en varias ocasiones, siendo en todos los casos muy claro el diagnóstico: Internación y tratamiento. Su madre Klara estuvo totalmente de acuerdo, sin embargo, Adolf no fue internado; ni siquiera tratado, pues Alois Hitler, su padre, no lo permitió. 

El padre de Hitler lo sometía a malos tratos y vejaciones diarios, razón por la que Adolf niño incluso trató de escapar de la casa varias veces durante su infancia. Según los investigadores, a fin de evitar que se descubrieran sus maltratos, Alois siempre impidió el internamiento y el posterior tratamiento de su hijo.

Tiempo más tarde, ya a los 18 años, al ser rechazado para entrar a la Academía de Artes de Viena por dos veces (entre 1907 y 1908), Adolf sufrió crisis de nervios terriblemente fuertes, exacerbándose de este modo aún más su malestar psicológico.

Ante semejante historia, es inevitable preguntarse qué hubiera ocurrido si el padre de Hitler hubiera aceptado internar a su hijo. Probablemente, la historia mundial hubiera cambiado. 


(Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/que-dijo-freud-de-hitler-cuando-este-era-solamente-un-niño)

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