domingo, 23 de noviembre de 2014

Personas tóxicas para la salud

Todos en algún momento de nuestras vidas podemos toparnos con alguna persona que para nosotros resulte tóxica. No se trata de personas ni de perfiles concretos sino de un patrón de conducta.
 
Personas que provocan desajustes en nuestra salud física y mental. Nos pueden poner de los nervios, inducir a la ansiedad, irritabilidad, amainar incluso nuestra autoestima y, en el peor de los casos, contribuir o generar depresiones.
 
Estas relaciones tóxicas se dan, no sólo en parejas, sino también con amigos, compañeros de trabajo, o incluso con familiares.


¿Cómo debemos actuar?
 
Mª Jesús Álava Reyes, directora del centro de psicología Álava Reyes de Madrid y autora del libro "Trabajar sin sufrir" dice: "Una persona envidiosa es capaz de utilizar la insidia y la mentira en sus actuaciones. Nuestra respuesta y actitud debe ir encaminada a debilitar sus estrategias. El envidioso sólo se frena ante nuestra seguridad". 
 
 
Rasgos característicos

Algunos de los rasgos característicos que configuran este patrón son la manipulación, el pasar de un extremo a otro (un día soy muy simpático contigo y otro día soy todo lo contrario), o el mentir de forma constante y justificar esa mentira siempre culpando a los demás.

Un rasgo muy característico es que en las discusiones suelen llevarlas siempre al terreno de lo personal en vez de centrarse en el foco de la discusión en sí.

Para el psicólogo y escritor José Enrique Vázquez, una persona tóxica es aquella que en las relaciones interpersonales desgasta, culpabiliza, intimida y le roba la energía y esperanza al otro: "No aportan nada positivo, no ayudan, no son empáticos ni asertivos y, sobre todo, suelen ser tremendamente egoístas, egocéntricos y no quieren saber de respeto y tolerancia con los demás».

Cuando hablamos de personas tóxicas, "influyen muchas variables, rasgos y características de personalidad", expone Marta de la Fuente Lago, especialista en Ansiedad y Estrés y Psicooncóloga en el Centro de Psicología Área Humana. Todos, añade, nos podemos encontrar personas que están centradas en la queja, que pueden llegar a molestar y estresar, o quizás personas que están pasando por un mal momento y su irritabilidad afecta a otros.


No siempre es fácil detectar a las personas tóxicas, pero el cerebro nos suele avisar, lo hace en forma de tensión. La relación con esa persona nos produce una determinada tensión que, dependiendo del caso y de la persona, se puede traducir en migrañas, úlceras de estómago, dermatitis, ansiedad... Esa tensión es la que nos avisa de que estamos ante una relación que no nos conviene o que debemos cambiar nuestra forma de actuar ante ella para que no nos afecte de forma negativa.

Aunque en muchos casos se intenta escapar de estas personas, en ocasiones esa huida es imposible; por ejemplo, cuando el jefe es la persona tóxica. En una situación así, hay que actuar teniendo en cuenta ciertas indicaciones, como relajarnos centrándonos en la respiración, que nos dará ese punto de tranquilidad y paz que necesitamos y confiar en nuestros valores, indican los expertos.






Fuente: http://www.elmundo.es/salud/2014/11/10/545f6396e2704e006e8b4574.html?a=0c2c522e03a14262e70d8591e66c4055&t=1415620512

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