lunes, 10 de noviembre de 2014

La verdad sobre la perrita Laika

El 3 de noviembre de 1957 la Unión Soviética mandó a la perra Laika a bordo del Sputnik 2 en un viaje del que se sabía no volvería viva. Ella fue el primer ser vivo en órbita y su viaje marcó un antes y un después en la carrera espacial entre la URSS y Estados Unidos.
 
Laika fue la protagonista de un viaje destinado a probar la seguridad de los viajes espaciales para humanos.

Apenas una semana antes de que el cohete estuviese listo para ser lanzado, Laika fue recogida mientras vagaba por las calles de Moscú y llevada a un centro de entrenamiento junto con otros perros callejeros.

Finalmente escogieron a esta perra mestiza como único tripulante del Sputnik 2 por su tamaño mediano y por su carácter tranquilo y calmado. Fue el primer animal en órbita, pero antes que Laika, tanto los norteamericanos como los soviéticos, habían enviado animales vivos en vuelos suborbitales.

En total, se calcula que entre 1951 y 1958, la URSS envío al espacio a 36 perros callejeros. Se decantaban por ellos porque “se asumía que estos animales ya habían aprendido a soportar condiciones extremas de frío y de hambre”

La cabina del Sputnik 2 era reducida y para acostumbrarles, fueron metiendo a los perros en compartimentos cada vez más pequeños durante 20 días. Al estar encerrados durante horas en espacios tan pequeños, los animales dejaban de orinarse y defecarse y se quedaban quietos. Su estado de salud se deterioró y comenzaron a darles laxantes para mejorarles. Los laxantes no mejoraban su condición, y los investigadores encontraron que lo único que resultaba eficaz eran los largos periodos de entrenamiento.

Como explica Sven Grahn en Sputnik 2: “Los perros fueron colocados en centrifugadoras que simulaban la aceleración del lanzamiento de un cohete y se colocaron en máquinas que simulan los ruidos de la nave espacial". Esto hizo que sus impulsos se duplicasen y su presión arterial aumentara. Además, durante los días de entrenamiento, la alimentación de los perros se basó en un “gel especial de alta nutrición que sería su comida en el espacio”.

Laika apenas soportó unas pocas horas de viaje. Durante años se ha creído que falleció sin dolor tras pasar una semana en órbita cuando se agotó el oxígeno de la nave. Pero en el 2002 se reveló la verdad: “Murió a las pocas horas del despegue presa del pánico y el sobrecaliento de la nave”, según informaron desde la BBC.

El Sputnik 2 continuó orbitando durante cinco meses más con los restos de Laika en su interior. En su regreso a la Tierra, el satélite se quemó al entrar en la atmósfera en abril de 1958.

El doctor Vladimir Yazdovsky, encargado de dirigir el programa de entrenamiento espacial para los perros, decidió llevarse a Laika a su casa para que jugase con sus hijos durante los días previos al lanzamiento: “Quería hacer algo bueno por ella, le quedaba tan poco tiempo de vida”, declaró Yazdovsky años después en una emotiva entrevista en la que también comentó que “Laika era tranquila y encantadora”. 

Tras su viaje, la URSS no dejó de poner en marcha estas misiones y al menos fueron enviados 12 perros más al espacio. Cinco de ellos regresaron con vida.



Fuente:http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-11-08/sabia-que-le-quedaba-poco-de-vida-la-triste-historia-de-la-perra-laika_435273/

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