A falta de unos días para el temido cambio de hora, nos seguimos preguntando qué beneficios tiene en realidad.
Se supone que está pensado para el ahorro energético; dado que aprovechamos mejor la luz solar, pero está demostrado que el ahorro de energía es mínimo, debido principalmente a que en general la gente mantiene su rutina horaria aunque haya cambios. Es decir, que para que los cambios fueran efectivos, energéticamente hablando, la gente debería levantarse cuando sale el Sol y acostarse cuando se pone, pero eso en general no pasa. También está demostrado los trastornos biológicos que provoca el cambio horario en el ser humano.
El tema es el siguiente: A comienzos de primavera y hasta principios de otoño, que es el periodo del año con mayor luz solar, lo que hacen muchos países es adelantar en una hora temporalmente sus husos horarios para hacer coincidir la hora a la que normalmente la población comienza su actividad con la salida del Sol y “ganarle” así una hora a la noche.
Finalizado el periodo de mayor luz solar, principios de otoño, esos países vuelven “a sus husos de siempre” atrasando una hora para adaptar nuevamente las actividades de la población al nuevo ciclo de luz solar.
Finalizado el periodo de mayor luz solar, principios de otoño, esos países vuelven “a sus husos de siempre” atrasando una hora para adaptar nuevamente las actividades de la población al nuevo ciclo de luz solar.
Conclusión: Mantener los cambios de horarios en sociedades altamente industrializadas y tecnológicas es bastante absurdo.
Mi opinión coincide con la de muchos que ven esta medida sin sentido alguno. Lo que tenemos que hacer es promover políticas serias de ahorro energético; si es eso lo que se está buscando con el cambio de hora, y adaptar los horarios a las necesidades de la gente.
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