lunes, 2 de septiembre de 2013

Anécdotas curiosas II

Ayer me encontré con Juan, un amigo que hacía tiempo que no veía, y le pregunté como le iba. Me dijo que llevaba unos meses en paro (nada raro en los tiempos que corren, por desgracia) y que no sólo se dedicaba a buscar empleo sino también a decirle a los conocidos, familia y amigos que si se enteraban de algo que se lo dijeran. Precisamente fue un hermano el que quedó en avisarle hace unos días para una futura entrevista de trabajo.

Mi amigo que además, pese a la situación, tiene mucho sentido del humor, contaba que por fin le aclaró su hermano más tarde para qué puesto era la entrevista de trabajo: "Es para conducir el coche fúnebre de una aseguradora". En un principio se quedó algo impactado, pero luego pensó: "Bueno, necesito un trabajo". "Alguien tiene que llevar los muertos al cementerio".

Cuando ya estaba animado preparando la entrevista, volvió su hermano a ponerse en contacto con él diciendo: "¡Mira, quiero que tengas las cosas claras!". "He estado informándome sobre el puesto y hay que hacer lo siguiente: Retirar el cadáver de la carretera en caso de accidente; cargarlo en el coche; prepararlo y maquillarlo para el velatorio y trasladarlo al cementerio". "...Y todo esto tú solo". "Así que... ¡ánimo!".

Era evidente que su hermano no sabía como quitarle las ganas de ir a la entrevista; pues posiblemente ya la aseguradora tendría un candidato mejor, y este no sabía como decirle a Juan que ni siquiera lo iban a entrevistar.

Mi amigo con mucha gracia decía: "¡Y yo que pensaba que con el carnet de conducir era suficiente!". "Estuve dándole vueltas toda la noche en cómo iba a cargar con el muerto (nunca mejor dicho) yo solo al coche; de qué manera iba a maquillarlo y si el set de maquillaje me lo iba a proporcionar la empresa o se lo tendría que pedir prestado a mi mujer".

En fin, que hay veces que es mejor que no te ayuden a buscar trabajo.

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