sábado, 18 de julio de 2015

Reflexiones sobre Facebook

Facebook o  "Concurso de quien es más feliz" .
 
Esta red social empezó utilizándose para localizar a compañeros de colegio, instituto o facultad, amigos de la infancia..., pero ha ido degenerando en lo que yo llamo "Escaparate del postureo".
 
Este "postureo" tiene sus secciones, por ejemplo, la gastronómica. Quien no ha visto a un amigo o conocido haciéndole una foto a un plato de gambas, entrecot o incluso a un plato de churros. Que digo yo, que mejor que irte a coger el móvil y subirlo a Facebook será que te lo comas antes de que se enfríe (no en el caso de las gambas, que sólo se ponen pochas).
 
También está la sección coleguitas: ¡Qué bien me lo estoy pasando aquí con mi cuñao! No tiene que ser un cuñao muy divertido cuando buscas el móvil desesperadamente y te metes en el Facebook (yo cuando me lo paso bien no cojo ni el móvil).
 
La sección viajes no tiene desperdicio. Si quieres que alguien se entere del pedazo de viaje que te acabas de tirar o te estás tirando, no hay nada como colgar las fotos y el video en la red social y tienes asegurados días de comentarios para poder fardar sin ir diciéndolo por ahí cada vez que te encuentras a alguien. ¡Ojo! esta sección también tiene su peligro, pues no es el primero que después de colgar las fotos en Facebook estando fuera, se ha encontrado su casa desvalijada a la vuelta.
 
Otra sección es "declaraciones de amor a tu pareja". A mi que me gusta la literatura y me emociono con algunos textos, tengo que decir que la mayoría de lo visto en Facebook es para meterse los dedos y vomitar; tanto empalago te crea serias dudas sobre la existencia. Me contaba una amiga, que ya estaba harta de que una compañera suya no hiciera nada más en esta red social que declarar su amor a su novio constantemente; diciendo que era el amor de su vida y lo maravilloso que era. Esta amiga mía se llegó a plantear su matrimonio, ya que le parecía hasta aburrido comparado con el novio de su compañera. A los meses, mi amiga se enteró de que ese hombre, cúmulo de tanta admiración, le estaba poniendo los cuernos hace tiempo.
 
 
En fín, que después de todo lo expuesto, como dice el refrán: Dime de qué presumes...

 

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