martes, 20 de febrero de 2018

La verdad se sabrá

El 05 09 97 salió la sentencia del juicio Alcácer. Para los jueces, Antonio Anglés y Miguel Ricart son responsables del secuestro, tortura y muerte de las niñas de Alcácer, realizado todo ello, según los jueces, la misma noche del secuestro. 
Tras la sentencia del juicio Alcácer, Juan Ignacio Blanco (investigador del caso) es a su vez, sentenciado a la muerte profesional, a la persecución judicial y a la materializada amenaza física contra él y su familia.

Juan Ignacio Blanco tiene actualmente en su poder 13 vídeos y 11 fotos de las niñas de Alcácer, realizados durante el cautiverio de las niñas, proporcionados por al menos 2 fuentes:
En un vídeo se ve a 42 personas reconocibles, pasando por delante del cadáver de una de las niñas, para ser fotografiados uno a uno delante del cadáver.
En otro vídeo:
“JIB:… se ve la violación, tortura y muerte de una niña de…14 años…a manos de…6 personas…
FPA: ¿Y acaba muriendo ante las cámaras?
JIB: Si señor.
FPA: ¿Y usted sabe el nombre de esa chica?
JIB: Evidentemente, era Desireé Hernández, que es una de las niñas de Alcásser…esa cinta, se puso en manos del Ministerio del Interior y yo no he vuelto a saber absolutamente nada más del tema…”
“…alguien depositó en [mi] poder la primera filmación y la vi. Desde ese día la angustia nunca me ha abandonado.”

En torno a 01 12 99, un ex banquero distribuye la conocida “Carta de Garganta Profunda”, donde (entre una maraña de datos falsos que le desvinculen) esencialmente se dice que hay que centrarse en seguir la pista dejada por el dinero pagado por el Estado a todos los testigos perjuros del caso Alcácer:
“… sé que entre la gente muy rica, entre industriales, banqueros, terratenientes, políticos, etc. hay lo que se llama “ceremonias de iniciación”, algo así como tenerse mutuamente cogidos de los huevos unos a otros en algo muy feo -violación, torturas, asesinato- en los que han participado todos y donde, además hay pruebas gráficas para corroborarlo. Así nadie puede escapar: si cae uno, caen todos, si uno sólo traiciona al grupo, caerá también él. Y estando así, atrapados en una especie de red invisible, los negocios que realizan los coparticipantes en esas perversiones son más lucrativos: se favorecen unos a otros y ni aún queriendo es posible la traición en sus negocios: la lealtad al grupo está asegurada de por vida. Y si alguien quiere entrar en el grupo para enriquecerse o alcanzar poder antes debe aceptar este juego perverso. Es una técnica mafiosa de demostrada eficacia…”

No habrá paz para los causantes de tanto daño.


Fuente: https://maestroviejo.es/alcasser-la-verdad-prohibida-5-las-cloacas-se-desbordan

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