jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Habrá gobierno en España?

Según el astrólogo Vicente Cassanya, estamos en el ciclo maldito de los planetas. Desde la Tierra, Saturno y Neptuno forman un ángulo de tensión entre ellos. Ocurre, aproximadamente, cada 18 años y dura unos dos años (Ahora, hasta 2017). Por eso la política española es un desastre y continuará siéndolo todo 2017. Porque desastre, palabra cuyos orígenes se hallan en la antigua Grecia, significa una ausencia de astros; es decir, una falta de orden cósmico. Quedaría aún año y medio de alta inestabilidad política; con gobierno o sin él; con terceras elecciones o sin ellas. 






Ocurrió en 1820 cuando el Trienio Liberal, que arranca con el pronunciamiento de Riego, un golpe militar para proclamar la restauración de la Pepa (Constitución de Cádiz). Empezó así una larga etapa azarosa y caótica, en la que intervendrían incluso sociedades secretas, que acabaría tres años después con la invasión de los Cien Mil hijos de San Luis y la restauración del absolutismo.

Volvió a ocurrir en 1835, con la Revolución Liberal que duraría unos dos años. Motines anticlericales, especialmente fuertes en varios puntos, como Cataluña. Ante la alarmante situación revolucionaria en España, la Corona confía el poder a Mendizábal, un político liberal que anunció la declaración de los derechos de los ciudadanos mientras las Juntas pedían el regreso nuevamente de la Constitución de 2012 (la Pepa).


También estaban a menos cuarto Saturno, Neptuno y la Tierra cuando, en 1873, el rey de España (el italiano Amadeo de Saboya) fue destituido por las Cortes y se proclamó la I República el 11 de febrero de 1873. Tampoco duró aquel tiempo republicano: en apenas once meses se sucedieron cuatro presidentes de Gobierno. La república no llegaría a un par de años.

Y en cuadratura andaban los tres astros cuando la semana Trágica de Barcelona (1909), y con la Sanjuanada que se pretendía dar el día de San Juan de 1926 para derrocar la dictadura de Primo de Rivera. Y en 1945, cuando la España franquista se vio sacudida por el Manifiesto de Lausana, en el que Don Juan de Borbón denunciaba el régimen totalitario franquista. O en 1963, cuando España pidió la adhesión a la CEE y representantes de la derecha liberal en el exilio pidieron que no fuera admitida por no ser un régimen democrático, lo que la prensa franquista vino a denominar el Contubernio de Múnich. Y en 1979 pasó nuevamente: Adolfo Suárez disuelve la Cortes y convoca elecciones generales. Y en 1998, con la gran huelga general contra la reforma del mercado laboral...
 

Decía Santo Tomás de Aquino:
"Los cuerpos celestes son la causa de todo cuanto tiene lugar en el mundo sublunar"


Los dos cuartos (cuadraturas) entre Saturno y Neptuno (como la que hay activa desde 2015 hasta el 2017) se dan aproximadamente cada 18 años de media. Mientras Saturno y Neptuno marcan las 12 menos cuarto, siguen mirándose de reojo y con sospecha el uno al otro, como hacen nuestros políticos. Con este panorama, tanto en la tierra como en los cielos, va a ser difícil que se forme Gobierno, pero, si se forma, será inútil. Si la historia sigue fiel a sus ritmos, a España le queda un mínimo de año y medio de desastre y alta inestabilidad política.


El orden de los astros llevó a muchos monarcas a elegir determinadas conjunciones astrales para inaugurar sus mandatos o para determinadas iniciativas. Así lo hizo Felipe II al elegir la hora y orientación más adecuados para iniciar el Monasterio de El Escorial, o Velázquez al pintar Las Meninas como talismán astral para Felipe IV.
El ciclo Saturno-Neptuno

 

Vistos desde la Tierra, Saturno y Neptuno forman una conjunción cada 35 años. Ello se debe a que sus velocidades de traslación son diferentes. Saturno emplea unos 30 años en dar la vuelta al Sol, mientras que Neptuno lo hace en 165 años, de modo que Saturno alcanza a Neptuno periódicamente. Un ciclo completo de estos dos planetas va de una conjunción a la siguiente, tiempo en el cual se producen las diferentes fases del ciclo, es decir, diferentes ángulos, como son las cuadraturas (90 grados), los trígonos (120 grados), los sextiles (60 grados), la oposición (180 grados), etc. Sólo hay una oposición dentro de cada ciclo, que también se repite cada 35 años. Sin embargo, hay dos cuadraturas en cada ciclo, que se repiten cada 18 años como media.

¿Será casualidad que, en los momentos más difíciles para la gobernabilidad del país, Saturno y Neptuno formen un ángulo de tensión entre ellos, vistos desde la Tierra? Decía Kepler que la Tierra siente y vibra en función del cosmos.

La historia siempre se repite, como el movimiento circular de los astros. Ya hablaban los estoicos del concepto del eterno retorno y en España, cada vez que los tres planetas se alinean en oposición o cuadratura, la política se vuelve desastre.
 
Los mitos, que tanta sabiduría secreta atesoran, nos enseñan que Saturno representa el viejo orden, la rigidez, el inmovilismo o el anquilosamiento. Lo sabía bien Durero, cuando dibujó a Saturno asociado a la melancolía, o Rubens, cuando lo pintó devorando a sus hijos. En cambio, Neptuno representa todo lo que es confuso, el caos.


Lo cierto es que las cartas astrales de Mariano, Pedro y Albert están en sintonía con la desastrosa alineación planetaria de Saturno, Neptuno y la Tierra. Existe un curioso paralelismo entre los tres astros implicados en este desastroso ciclo astral con los tres políticos entre los que ahora anda en juego formar o no formar Gobierno. Podríamos decir que Mariano Rajoy encarna a Saturno, Pedro Sánchez a Neptuno y Albert Rivera a la Tierra.

En Astrología, Saturno representa los poderes establecidos, pero también lo que está caduco o lo que debe ser renovado. Claramente representa a Rajoy, cuya carta astral, además, muestra un poderoso Saturno. Pero el tiempo de Rajoy ya pasó, porque el retorno de Saturno al punto que ocupaba en su nacimiento, siempre determinante, quedó atrás. Ahora podría alargar su estrategia en el poder, como mucho, hasta finales del año 2017.

Neptuno representa tradicionalmente a las izquierdas, desde el mismo momento del descubrimiento del planeta, a mitad del siglo XIX, que se produjo casi de forma simultánea con la publicación del Manifiesto Comunista, de Marx y Engels. A veces, Neptuno, persiguiendo un ideal, se olvida de lo necesario. No es casualidad que el líder del PSOE pertenezca al signo Piscis, regido por Neptuno. Al caos neptuniano se une aquí al poderoso Marte en Tauro que Sánchez tiene en su carta astral. Tozudo como él solo.

Albert Rivera, por su parte, podría encarnar la Tierra en este juego triangular, tratando de ser pragmático y poner los pies al suelo tanto a Saturno como a Neptuno, pero uno es inmovilista y el otro inamovible. Misión imposible con estos planetas en ángulo de tensión. La carta astral de Rivera muestra su Luna en el signo de Libra, que tiene por misión equilibrar ambos platos de la balanza (símbolo de Libra). Pero con Rajoy sólo hallará frustración, porque, al superponer sus cartas astrales, el Saturno del presidente en funciones cae justo encima del Sol de Rivera, en el signo de Escorpio.
 

Vicente Cassanya es astrólogo profesional desde 1981 y autor de un Anuario Astrológico que se viene publicando sin interrupción desde 1992 en España y América. Ha sido presidente de Astrólogos del Mediterráneo y director de las revistas astrológicas 'Urania' (1985-87) y 'Tu Suerte' (1998-2014).
 
 
 
 
 

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